Tipos de
Amplificadores
Básicamente hay dos tipos de
amplificadores, los de válvulas (tubos) y los de transistores (estado sólido),
de estas dos tecnologías surge una tercera opción que son los amplificadores de
diseño híbrido que resulta de combinar en las distintas etapas de la amplificación
los tubos con los transistores.
En los años 60 aparecen los
primeros diseños de transistores lo cual aparentemente marcaba el fin de la
antigua tecnología de tubos. Estos eran más pequeños, ocupaban menos espacio,
pesaban menos, consumían menos electricidad, no tenían el problema de la alta
temperatura que generaban los tubos y finalmente tenían mayor potencia de
salida. Sumado a esto estaba el hecho
que los amplificadores de transistores no necesitaban usar transformadores de
salida, un componente que encarecía enormemente
el producto y lo hace más voluminoso y pesado.*
*La gran mayoría de
amplificadores de tubos utilizan un transformador de salida por canal, además
del transformador que está en la fuente de poder como cualquier aparato
eléctrico, es decir los amplificadores de tubos llevan 3 transformadores en
lugar de uno.
La gran mayoría de fabricantes de
amplificadores de tubos fueron cambiando hacia los transistores, sin embargo
muchos amantes de la música encontraban el sonido del estado sólido algo
“inescuchable”, pero a la vez muchos de estos aficionados no tenían la economía
para comprar los nuevos diseños con tubos cuyos precios habían sufrido una
fuerte alza. Solo algunas marcas sofisticadas se quedaron en el mercado
fabricando amplificadores de tubos.
El amplificador de tubos moderno
está influenciado por el diseño de William Z. Johnson de Audio Research
Corporation que lanzó a inicios del 1970, al presentar el nuevo modelo en un
show de audio fue acusado de haber retrocedido en 10 años la tecnología, sin
embargo nada frenó su intento y al día de hoy lleva 46 años demostrando al
mundo que no estuvo equivocado.
De todas maneras hasta hoy se
debate qué es preferible en el momento de decidir la compra de un amplificador,
¿tubos o transistores?
Acá trataremos de ser objetivos y
mostrar las ventajas y desventajas de cada diseño y como siempre la decisión
final se la dejamos a nuestros oídos y a nuestro bolsillo.
Los amplificadores de tubos
pueden ofrecer una musicalidad impresionante pero tienen sus puntos en contra
- - Los amplificadores de válvulas son más caros que
su contraparte de transistores si comparamos modelos con la misma potencia. El
precio de los tubos y de los transformadores eleva mucho el costo de este
diseño. También hay que considerar que es necesario reemplazar los tubos cada
cierto número de años, alrededor de 3 y
5 años dependiendo del uso y exigencia de cada usuario
- - Por lo general en términos de reproducción de
bajos los amplificadores valvulares difícilmente pueden competir con los de
estado sólido. Los tubos tienen menos control en el bajo, haciendo la presentación
de bajas frecuencias menos precisa y extendida.
- - Los amplificadores de tubos tiene menor
capacidad para entregar corriente, sobre todo cuando son exigidos por parlantes
“difíciles” cuya resistencia (ohms) por momento llega a niveles muy bajos, debajo
de 4 ohms.
- - Las válvulas requieren ser ajustadas
periódicamente. Estas llevan un ajuste llamado “bias” que lo debe realizar el usuario con un desarmador. Esta operación
es muy sencilla y se hace periódicamente si se quiere tener el amplificador en
perfectas condiciones de uso. Sin embargo a algunos usuarios no les hace gracia
tener que ocuparse de su equipo constantemente y consideran esto uno de los
puntos en contra de los tubos.
- - Los tubos son elementos menos confiables que los
transistores, estos fallan o se cruzan con mayor facilidad, aunque esto es muy
eventual y no representa mayor problema, pero igualmente ocurre con mayor
frecuencia que con un transistor.
- - Los tubos al tener que ser cambiados
periódicamente debido a su desgaste su performance va variando con el tiempo.
Con el uso se va degradando y la calidad de sonido decrece, es por eso la
necesidad y urgencia de algunos aficionados a querer cambiar los tubos con
mayor frecuencia. En estricto sentido un amplificador a tubos “siempre suena
distinto”, está en un cambio constante.
Por supuesto que el cambio es mínimo pero esta es una razón para poner nervioso
a más de uno y preferir el estado sólido.
En vista de estos inconvenientes,
¿por qué alguien podría preferir amplificar con tubos en lugar de transistores?
La respuesta es muy sencilla, los
tubos tienen una magia especial con la música que los hace adictivos. Si se
logra unirlo a un parlante adecuado, los amplificadores con tubos son capaces
de producir un sonido vivo y real de una forma que los transistores no llegan.
Por ejemplo para reproducir las frecuencias medias, que es donde reside la
mayor parte de la música, no hay como un amplificador de tubos. Estos logran
transmitir el sonido de las voces, de las cuerdas y de los vientos con una
sedosidad y detalle de armónicos logrando que el timbre de cada instrumento se
parezca más al sonido en vivo. Los tubos transmiten la calidez de los sonidos
medios con una musicalidad especial.
Otro aspecto donde destaca un
amplificador de tubos es en las altas frecuencias las cuales no llegan al punto
de agresividad que con facilidad uno escucha en los amplificadores de estado
sólido. El sonido de un platillo en un sistema de tubos tiene una duración en
el tiempo mayor que un transistor, uno puede percibir en ambos el golpe de una
baqueta sobre el platillo, la diferencia está que en el amplificador de tubos
ese sonido se extiende por unas milésimas de segundo más que en un equipo de
transistores en el cual más bien es un sonido seco. Este hecho le da mayor
realismo a los tubos. Como ejemplo imagínense golpear un platillo, ustedes
podrán escuchar la vibración del metal por un espacio de tiempo largo, este no
termina en el mismo instante.
Una caracteristica de los tubos es su
capacidad para crear un soundstage mucho más grande. Entiéndase por “soundstage”
el sonido del ambiente donde se ha realizado la grabación, esa información que
nos ayuda a percibir a los músicos dentro de un ambiente acústico, dentro de un
espacio ya sea grande o pequeño y además nos permite ubicarlo dentro de ese
espacio. Los amplificadores de tubos tienen esa particularidad de ponernos
frente a los músicos y de crear un espacio y una sensación de “aire” entre los
músicos de una manera más creíble, nos acerca más a la realidad.
Un amplificador de tubos de bajo
costo y poca potencia igualmente tiene estas características que lo distingue
de los de estado sólido. Un amplificador de tubos económico y de baja potencia
por lo general tiene un bajo poco definido y algo flojo, pero esta característica
negativa es superada y “olvidada” por la belleza en la reproducción de medios y
agudos, por tener ese sonido amable característico de su estirpe.
Todo no es una maravilla en este
sonido dulce y amigable de los tubos. Hay diseños y situaciones en que un
exceso de estas características termina imponiéndose y coloreando el sonido de
una manera indeseada; lo ideal es que un amplificador no imponga su sello
sonoro, o en todo caso que lo haga de la manera muy sutil. Lo ideal es que un
amplificador reproduzca lo que está grabado sin alterar el sonido. Nadie quiere
un sonido demasiado grande y lento que es una característica exagerada de algunos
amplificadores antiguos.
Por otro lado los amplificadores
de estado sólido, tal como lo hemos indicado, tienen una ventaja en la
reproducción de bajos, estos suelen ser más precisos, definidos y rápidos.
El transistor es capaz de
reproducir el sonido inicial de una cuerda, una tecla o un golpe de percusión
con más realismo dado a su rapidez de respuesta. A esta característica de la
reproducción musical se le conoce en inglés como “transient” y no es otra cosa
que el inicio de un sonido, el momento en que la uña rasga la cuerda o la
baqueta impacta en el tambor, se puede traducir como un tránsito. En
contraparte existe el término “inter transient” que son los silencios entre las
notas musicales, es muy importante que el amplificador tenga la capacidad para
iniciar una nota y luego detenerse en un instante y poder dejar ese espacio en
blanco que permite apreciar con claridad una nota de otra. Estos dos aspectos
son muy bien manejados por los transistores.
Otra característica sonora que
distingue a un diseño de transistores de uno de válvulas es la definición de la
imagen. Cuando escuchamos una grabación stereo, en el espacio entre los dos
parlantes se crea una imagen sonora que no es otra que la reproducción de la
ubicación de cada instrumento en la sala, esto es de acuerdo a cómo el
ingeniero de sonido creó durante la grabación. Por lo general hay algún
instrumento o tal vez una voz ubicada en el centro mismo, así como algunos
instrumentos son ubicados a los lados y otros más alejados incluso llegando a ubicarse
más allá del límite exterior de los parlantes. Estos límites muchas veces toman
dimensiones espectaculares debido a una excelente acústica de la sala de
escucha.
Esta definición de la imagen es
manejada con mayor precisión en los amplificadores de estado sólido, en algunos
casos llega ser muy exagerada y pierde realismo.
Los diseños híbridos son un
intento de conseguir lo mejor de los dos mundos, se busca mezclar las virtudes
de los tubos con los transistores y sus amplificadores pueden ser de dos tipos.
Antes explicaremos que en un amplificador por lo general hay 3 etapas de
amplificación, las primeras que son aquellas que amplifican el voltaje y la
última es la que amplifica la corriente que es la que va conectada directamente
con los parlantes.
Los amplificadores híbridos pueden ser dos tipos de diseño. Los que utilizan tubos en la primera etapa y transistores en
la salida y los otros son a la inversa, es decir estado sólido en la entrada y
amplificación con tubos y transformadores a la salida. El más común es el
primero, utilizando un circuito de tubos pequeños en la primera etapa y una
amplificación con transistores. Este diseño no utiliza los transformadores de
salida que lleva todo amplificador de tubos, por lo tanto no debe ser
necesariamente caro y no implica el mantenimiento y cambio de tubos grandes que
son los que amplifican. Por un lado se logra matizar el sonido un poco agresivo
del transistor mediante el uso de tubos, y por otro se tiene la ventaja de
poder obtener mayor potencia a bajo costo con los transistores en la salida. El otro diseño que utiliza transistores de
entrada y tubos en la salida hacia los parlantes, es muy poco común y de los
dos es el que suena más parecido a un amplificador de tubos.
Aprovecho para explicar el tema
de los transformadores de salida en un amplificador a tubos.
El tubo es el
elemento que amplifica la señal y el punto de encuentro con el parlante; este tiene
la característica de tener una impedancia de salida de miles de ohmios lo cual
es imposible hacerlo compatible con un parlante cuya resistencia oscila entre
16 y 2 ohmios, por poner un rango amplio. Por esta razón es necesario el uso de
un transformador entre los tubos y el parlante; el transformador baja la
impedancia a niveles adecuados, por lo general es posible seleccionar entre 16,
8 ó 4 ohmios en el transformador de salida. Es probable que haya visto en los
amplificadores antiguos que la conexión a los parlantes lleva una salida común
o tierra y hasta tres o más conectores que indican 16, 8 ó 4 ohmios. (ver foto)
¿En qué debo
fijarme al escuchar para saber si es el amplificador correcto?
En caso usted está comprando los
parlantes y el amplificador al mismo tiempo, o si el vendedor tiene parlantes
iguales a los suyos, lo que tiene que hacer es escucharlos juntos. Si no fuera
ninguno de los dos casos anteriores, trate de llevar sus parlantes al local y
haga la prueba de los dos juntos. Si la tienda no tuviese las condiciones para
hacer una buena prueba, intente que le presten el amplificador aunque sea por
un par de horas y pruébelo en su casa. Cualquiera de las dos opciones debería ofrecerle
un distribuidor serio cuando se trata de la compra de un equipo costoso.
Esta es la mejor forma no solo
para saber musicalmente cómo se comportan los dos componentes sino también para
que usted se dé cuenta si el amplificador maneja adecuadamente a los parlantes.
Lo primero que usted debe tratar
de notar es si el amplificador es capaz de controlar debidamente a los parlantes y para eso una grabación con buen
contenido de bajas frecuencias es muy útil. Si usted nota que los bajos son
flojos, sueltos, sin punche, o lentos, este ya es un buen indicador de que al
amplificador le falta la potencia suficiente. Otra característica que se nota
cuando hay una falta de potencia es cuando no hay una buena dinámica y por
momentos se siente un estrés en el sonido, los medios tienden a sonar algo
irritantes, se aprecia una congestión y el sonido pierde tamaño en los picos
musicales.
Primero escuche a un volumen
moderado y elija bien la música que va a escuchar, de preferencia un disco que
usted conozca bien y si tuviese alguna grabación del tipo audiofilo va a ser
mejor, esto es porque muchas grabaciones comerciales han sido hechas con un
alto grado de compresión dinámica lo cual no permite apreciar al amplificador
comportándose con cambios fuertes de volumen. Trate de poner algo que tenga un
bajo y el bombo de batería tocando al unísono, o mejor aún una orquesta
sinfónica que incluya un bombo. Luego que esté familiarizado con el sonido suba
el volumen y fíjese si el bajo sigue comportándose igual, que no se haya
“soltado”, que el sonido de los vientos de bronce no se pongan irritantes; todo
esto es síntoma de una falta de potencia.
Tenga cuidado de no estar
llevando a los parlantes a un nivel de distorsión, si escucha mucha distorsión
o un ruido en los parlantes baje inmediatamente el volumen para evitar un
problema.
La perfomance del bajo es muy
dependiente de la potencia del amplificador y tiene una influencia directa en
su calidad. Este debería sonar ajustado, rápido, profundo, dinámico y sin
esfuerzo.
Hay que tener mucho cuidado con
las recomendaciones hechas por las revistas de audio, lamentablemente hoy en día
estas suelen elogiar exageradamente la perfomance de los componentes porque son
dependientes de la publicidad que pagan los fabricantes en sus páginas. Prácticamente
no hay ninguna publicación seria, ya pasó la época de revistas que se debían a
los subscriptores y donde se podía leer artículos que realmente eran críticos,
donde se desmenuzaba al detalle cada aspecto del sonido de un componente y
donde el periodista hacia ver las virtudes y las deficiencias. Eso ya no existe.
Las buenas revistas fueron compradas por grandes publicaciones y se deben a sus
anunciantes y no a sus lectores. Es lamentable y es una vergüenza pero es la
verdad. Ahora solo nos queda recurrir a los foros donde los aficionados dan su
opinión, pero también en estos espacios virtuales hay que tener mucho cuidado
ya que es preciso conocer bien quién es el que escribe y qué nivel de
experiencia tiene.
Al final volvemos a lo de
siempre. Uno debe escuchar y decidir por sus propios oídos, y si no se siente
con la seguridad de tomar una decisión puede acudir a la ayuda de un amigo con
más experiencia y con un oído más entrenado.